Un hotel único

«Tienes que parar». Llevaba tiempo dando vueltas a las palabras de mi médico. La verdad es que tenía razón, el ritmo frenético de mi vida estaba empezando a pasarme factura. Así que decidí tomarme un respiro. A mi manera, claro. Cogí el coche y salí sin rumbo fijo, hasta que vi aquel hotel en medio de la nada. Me pareció la solución perfecta. Tenía pinta de ser una de esas urbanizaciones que habían nacido al calor de la burbuja inmobiliaria. De aquello hacía más de una década, y ahora daba la sensación de ser un pueblo fantasma. Nadie en su sano juicio hubiera elegido ese lugar como destino para sus vacaciones, pero precisamente por eso era ideal para mí. Nada de niños gritones que me amenizaran la cena ni fiestas de jubilados con pasodobles hasta la madrugada. Bien. Eso es lo que quería y aquí estaba, por fin.

«Se necesita personal para temporada de verano», rezaba un cartel en la recepción. «Salta a la vista», me dije, «¿Nadie atiende el check in?». Me giré buscando a alguien que pudiera ayudarme. De pronto me sobresaltó una voz a mi espalda, que me daba las buenas tardes, solícita. Una empleada sonriente parecía haberse materializado de la nada, como si hubiera oído mis pensamientos. Debía haber llegado en ese momento, pero no la oí aparecer. Era una mujer peculiar. Una de esas personas que llaman la atención. Me recordaba a alguien, pero en ese momento no supe decir a quién.

Cogí mi mochila y me dirigí a la 413. Todo parecía tranquilo. «Por no haber, no hay ni clientes», pensé con sorna. Un segundo después se me heló la sonrisa. Las lámparas crepitaron y la oscuridad lo cubrió todo sin dejar espacio ni para las luces de emergencia. Llevé la mano al bolsillo, buscando el móvil. «¡Mierda!». Maldecí mi mala costumbre de llevar la batería al límite. Se apagó solo pulsar el botón. Mi mente trataba de buscar una salida. Puede que esto acabe con mi reputación, pero debo admitirlo: tenía miedo y eso me impedía pensar con claridad. Era tal la tensión que, al notar una presencia a mi lado, se me escapó un grito de terror. Al encenderse las luces y ver a la misma empleada sonriente de antes, aparecida de golpe, no pude dejar de sentirme como la criatura más infame y cobarde que puebla la Tierra. Horas después, cuando estaba a punto de quedarme dormido, ese recuerdo estuvo a punto de desvelarme: ¿De dónde había salido esa mujer? Estaba sentada en recepción y de repente estaba arriba. ¿Me había seguido? ¿No sería más lógico que se hubiera ofrecido a acompañarme? «En fin, paranoias mías», me dije, «mejor no darle más vueltas».

Las pesadillas agitaron mi sueño durante toda la noche, por lo que me levanté cansado, sudoroso y algo trastornado. «Un café podrá ayudarme a poner la cabeza en su sitio», pensé sin acabar de creerlo. Solamente el ruido de mis pasos y mis negros pensamientos me acompañaron hasta la cafetería. Allí, otra vez la empleada sonriente me sirvió el café más denso del mundo; parecía fabricado con la materia de la que están compuestos los agujeros negros. Volví a verla una vez más al salir a la terraza de la azotea; me crucé con ella de nuevo al bajar por las escaleras del tercer piso. El colmo fue cuando un momento después volví a mi habitación y la encontré haciéndome la cama. «Caray», pensé, «es más rápida que un fórmula uno». Se quedó mirándome, con gesto interrogante. Pregunté por el ascensor, y su repuesta me chocó más aún:

―No tenemos ascensor en el hotel.

Pasé el resto de la mañana postrado en mi cama tratando de entender cómo era posible que me encontrara a aquella mujer en todas partes. ¿Estaba viendo visiones? Era una locura. El estrés y la medicación volvían a jugar con mi cabeza, no había otra explicación. Seguro que un poco de aire fresco me vendría bien, por eso me dispuse a ir a la calle.

Ya casi ni me sorprendió verla con el aspirador en el pasillo de mi planta. Segundos después subía un juego de sábanas limpias por las escaleras del primero al segundo, regaba las plantas del salón e intentaba abrir la puerta de la calle echando aceite en las bisagras. Otras cinco veces apareció ante mí en menos de diez minutos: cambiando bombillas en una lámpara de recepción, empujando un carrito lleno de toallas, tomando una copa en la barra de la cafetería y acariciando la mano acarameladamente a su doble exacta mientras compartían risas y besos.

Por fin había terminado de perder la poca cordura que me quedaba. Huir de allí era imposible, pues la empleada sonriente y otro de sus clones guardaban la puerta principal para evitar posibles simpas. Subí al único lugar donde podría esconderme de aquel sinsentido: cerré mi habitación por dentro con dos vueltas de llave, y durante un rato me sentí a salvo. Hasta que noté que las cuatro paredes de mi refugio se me quedaban pequeñas. Aquel profundo silencio y la incertidumbre de lo que me esperaba fuera hicieron que renaciera en mi la claustrofobia hace años olvidada. Sudaba y temblaba sin poder remediarlo. «Agua», pensé, «una ducha de agua fría». Entré al lavabo dispuesto a darme el baño más largo de todos los tiempos cuando algo se movió a mi izquierda. Mi corazón latía con fuerza, pronto sufriría un ataque si no conseguía tranquilizarme. Hice acopio de todas mis fuerzas y decidí volverme a la izquierda y enfrentarme a quien quiera que se hubiera colado allí. «¡Es el espejo!», casi grito eufórico, «Ha reflejado mi imagen cuando pasaba frente a él». Me acerqué y me puse delante, sólo para cerciorarme. Allí estaba la copia simétrica del cuarto de baño y, en el centro de la imagen, la empleada sonriente imitando todos mis movimientos.

Los garbanzos de Krypton.

Lo que ni siquiera sospechan los más fans de Superman es la existencia de los garbanzos de Krypton. Pues sí, a nadie se nos olvida que, cuando Jor-El y Lara Lor-Van lanzaron a su hijo Kal-El (Clarkito para los amigos) en una nave con destino a la Tierra, metieron unos cristales de cuarzo en los que llevaba grabada la historia del planeta. Pero lo que no cuentan las películas ni los comics son las últimas palabras de Lara Lor-Van al despedirse de su hijo: Toma, mi alma. Para que te hagas un puchero cuando seas grande.

En efecto, como ya habréis adivinado, a lo que se refería aquella buena mujer era a un paquete de garbanzos de un kilo. Lo depositó en la nave, junto al churumbel, y aquello cogió velocidad ultralumínica.

Durante los años que duró el viaje, los garbanzos permanecieron en remojo para ablandarse y, de vez en cuando, el pequeño echaba mano a alguno porque tenía hambre. ¿Qué os creíais, que Superman no necesitó alimentarse durante todo el trayecto? Es de poco comer, como todos los Kryptonianos, pero algo tiene que meter en el buche de vez en cuando o le da la pájara.

Mucho se ha hablado de los padres adoptivos del Hombre de acero, pero lo que nadie se atrevió a investigar nunca es que, tanto Martha como Jonathan Kent, provenían de Madrid; concretamente de Vallecas, y su apellido es de los más castizos y habituales de la ciudad (los Kent de Vallecas de toda la vida). Y claro, cuando los dos vallecanos encontraron al niño también descubrieron más de medio kilo de garbanzos de Krypton (los que aún no se había comido el chaval).

―Qué alegría ―exclamó Jonathan Kent cuando vio al bebé.

―Si no encontramos a los padres ―dijo, por lo bajo, la mujer―, ¿podemos quedárnoslo?

―Faltaría más. A este pájaro lo hago socio del Rayo hoy mismo.

―Además, viene con medio kilo de garbanzos bajo el brazo. ―Gracias a este último comentario de Martha, que la CIA censuró por considerar que fomentaría el contrabando de alimentos, se puede demostrar la procedencia madrileña de los Kent―. Qué buena pinta tienen, qué cocido más bueno voy a preparar con ellos.

Tras intentar cocinar los garbanzos con una olla a presión durante varios días, llegaron a la conclusión de que no había manera de cocerlos, por lo que Jonathan se los regaló a un amigo que era del Madrid.

―Toma unos garbanzos ―le dijo―, que tú tienes buenos dientes.

Y desde ese instante se perdió la pista de aquellos superalimentos.

Os preguntareis: ¿Cómo es posible que el niño se los comiera crudos en el viaje a la Tierra? Es lógico. Aunque bebé, ya era Superman y tenía superfuerza molar en las encías. Para él no era problema.

Es posible que todos los garbanzos de Krypton adquirieran su dureza por la exposición al núcleo de uranio del planeta, o por las frías temperaturas de la corteza. Nunca lo sabremos. Lo que si estoy en disposición de asegurar es que son más duros que una baguette de gasolinera hecha hace cuatro días.

¿Y por qué os cuento todo esto? Porque llevo una hora con los garbanzos del cocido en el fuego y siguen igual de duros que cuando los metí en la olla. Estoy seguro que estos son los que trajo Superman desde su planeta. La madre que los parió.

¿Reseña de Ubik?

Este post iba a ser una reseña del libro Ubik de Philip K. Dick (PKD), pero no va a poder ser, por lo menos no será una reseña usual. Mucho me temo que hablar de este libro, por poco que se diga de él, supondría desvelar partes esenciales de la novela y no quiero privar a quienes aún no lo habéis leído del deleite que supone descubrirlas mientras se avanza en sus páginas. Y tiene mucho de lo que asombrarse.

Ubik fue escrito en 1969 por lo que, supongo, la mayoría de les fans de la ciencia ficción ya lo habréis leído. ¿No? Pues aún estás a tiempo. Creo que no te arrepentirás. Ubik es una obra maestra, sin lugar a dudas. Te puede gustar, te puede no gustar, pero, cuando la termines, me darás la razón. «¿Cómo voy a catalogar de obra maestra algo que no me gusta?», te preguntarás. No sé si esto te servirá de respuesta: Ubik es un libro raro, pero raro, raro. Raro en su planteamiento, raro en su trama, raro en sus giros y lo más raro es el final.

De PKD había leído ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? y Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, por lo que ya me esperaba que Ubik no iba a ser una historia de ciencia ficción convencional. En esos dos libros, la atmósfera es tan decadente y hay giros tan pronunciados que consiguen hacer dudar a los personajes de ser quienes son y el lector casi se pierde. La sensación debe ser parecida a un viaje ácido o algo así. Ubik no es una vuelta de tuerca más, es cien vueltas de tuerca más por lo menos. En ningún momento vas a estar seguro de que lo que ocurre en el libro es lo que aparenta ser, o de si un personaje es amigo o enemigo, o en qué estado se encuentra. Es una explosión de imaginación y originalidad, incluso cuando han pasado cincuenta años desde que lo publicaran.

Podría decirse que la historia comienza como un enfrentamiento entre dos empresas: Hollis que vende servicios de espionaje mediante telépatas y adivinadores del futuro, contra Runciter que se dedica a anular ese espionaje con operarios que poseen otros poderes psíquicos. También existe una especie de criogenización en la que las conciencias de los muertos siguen viviendo durante años antes de perderse definitivamente. El fondo es un capitalismo desbocado en el que absolutamente todo tiene precio. Hasta aquí llega lo normalito del libro. A partir de ahí la narración es un cúmulo de incógnitas.

Pero ¿qué demonios es Ubik? A lo largo de la novela, PKD nos bombardea con publicidad de algo que parece ser un producto. Nos explica los beneficios de sus múltiples usos y nos advierte que siempre lo utilicemos con moderación y siguiendo las instrucciones, pero te vas a quedar con las ganas hasta el final. Con muchas ganas.

El ritmo de la novela es bueno, no se me ha hecho pesada en ningún momento. Me ha enganchado mucho más que ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? y Fluyan mis lágrimas, dijo el policía. Conclusión, si a partir de ahora me preguntan por mis libros favoritos, Ubik estará entre ellos.

Chunga Maya, el ciberpunk cubano de Alejandro Martín Rojas

Lo primero es lo primero y, por lo tanto, no voy a dejar de presentar al autor de la obra. Alejandro Martín Rojas es un cubano de la Habana que escribe género fantástico, sobre todo ciberpunk. Ganador de varios concursos de relatos de ciencia ficción (Mabuya 2012, Revista Juventud Técnica 2013, Calendario  2016 y QUBIT de cuento Ciberpunk 2016), tiene publicados cuentos en varias revistas y antologías, y la novela de terror El Remedio Divino. Aparte de todo eso, está Chunga Maya y otros relatos, la colección de narraciones breves de la que voy a hablar hoy.

Chunga Maya y otros relatos está compuesta por cinco cuentos ciberpunk desarrollados muy hábilmente por el autor. Todas sus historias tienen el nexo común de que suceden en el mismo tiempo futuro y en la misma isla, lo que da a su conjunto la sensación de continuidad. Como en todas las narraciones de este subgénero, no puede faltar la tecnología futurista que rodea la trama ni las calamidades y pobreza de una población que las pasa canutas. De verdad, si hay algo de lo que he leído en los últimos años que deba recibir la denominación de ciberpunk, es esto. Paso a contar un poco de sus cualidades.

Las historias se desarrollan después de la Primera Hecatombe Nanobótica, en la que una fuga de nanorobots de un laboratorio casi consigue acabar con los cultivos y el ganado de la isla. Desde entonces, una crisis alimentaria sin precedentes asola Cuba.

El universo del libro gira en torno a los nanobots que son producidos de manera ilegal. Estos pequeños ingenios tecnológicos son una plaga capaz de contaminar a los seres vivos con los que entran en contacto, y manipulan sus cerebros transformándolos en peleles carentes de personalidad o en violentos asesinos.

Además, podemos encontrar implantes de todo tipo en los cuerpos de la población, animales mutantes como las clarias (peces globo capaces de vivir y desplazarse por tierra), animales clonados con el único fin de convertirse en proteínas para los habitantes, armas que generan pulsos electromagnéticos y un sinfín de artilugios que harán las delicias de los amantes del ciberpunk.

También nos toparemos con diversas referencias culturales de la isla, como los  Orishas, que son las deidades de la santería cubana y que consiguen aportar más riqueza al mundo de Chunga Maya.

¿Mi opinión? Puesto que solo soy capaz de reseñar lo que me gusta, ya habrás deducido lo que opino de este libro. Los cuatro primeros relatos (El fumigador, El sueño de Vero, La carne del Behemot y Noly) están correctamente escritos y enganchan. Demuestran que Alejandro tiene una imaginación muy potente y que sabe cómo mantenernos atentos a lo que escribe. Me han encantado. El quinto cuento (ay, el quinto cuento) es mejor aún. El relato Chunga Maya narra la obsesión de un hombre, un claro guiño al capitán Ahab, por acabar con la Claria mutante que tiene aterrorizado al mar Caribe e impide entrar mercancías en la isla.

Conclusión: creo que este librito va a hacer las delicias de cualquiera al que le guste la ciencia ficción.

Reseña de Las lágrimas de los dioses, de Kate Lynnon.

Para hablar de las Lágrimas de los Dioses, lo primero que debe hacerse es mencionar a su autora. Kate Lynnon es multifunción. Canta, escribe novela erótica, juvenil o poesía, y la tía se queda tan ancha. 

El libro que hoy reseño es fantasía pura. ¿Alta fantasía? No diría yo que no, pero tampoco soy experto en etiquetas. Para quienes tampoco entendéis, lo mejor es una buena explicación. La acción transcurre en un mundo ficticio con similitudes a la Europa del medievo, pero con la particularidad de que la magia y los bichos monstruosos existen. O sea, el universo que vas a encontrar en Las Lágrimas de los Dioses debe ser muy similar a lo que cualquier europeo medieval pudiera tener en la cabeza en su día a día: “en cualquier momento pueden acusarme de ser brujo para hacerme, vuelta y vuelta, a la parrilla” o “en cualquier momento va a aparecer un demonio y me va a hacer pupita sexual”.

Las Lágrimas de los Dioses: Inquisición, sí; brujas, también; fanatismo y superstición, bastante. Medieval, medieval, de los medieval de toda la vida. Como el Hobbit o la saga del Señor del Tiempo. Más parecido al mundo de Louise Cooper que al de Tolkien. Hablo de estos dos escritorazos porque, prácticamente, son los que conozco de este estilo concreto. No penséis que Kate los ha copiado, porque no es así. Me da la impresión que a esta escritora le sobra imaginación para crear un mundo de la nada, o los que hagan falta.

Reconozco que no soy lector habitual de Fantasía de este tipo, ni alta ni baja, por lo que la historia se me podría haber atragantado con facilidad, pero no. Las Lágrimas de los Dioses me ha gustado. Durante el tiempo que estuvo frente a mis ojos ha logrado mantenerme atento y he disfrutado con las aventuras de Nath y Reyka. La historia tiene acción, pero lo realmente importante del libro es la amistad imposible de los dos protagonistas (uno es inquisidor y la otra bruja). ¿A que no parece muy lógico que estos dos colectivos puedan hacer migas? Claro. Pues Kate ha conseguido crear esa historia y además me ha parecido coherente.

Por ahí andan los dos protagonistas luchando contra monstruos elementales, recogiendo ingredientes para hacer un conjuro (del que no voy a decir nada para no hacer spoiler) y encontrándose con amigos y enemigos a lo largo del libro.

El planeta donde viven está siendo devastado por sequías y por bichos que nadie sabe de dónde han salido. Bueno, Reyka sí lo sabe. Lo que todos piensan que es un castigo de los dioses por los pecados del mundo, en realidad es…

¿Y qué más decir? Está bien narrado, los personajes son creíbles y tiene acción. Hay un poco de magia roja en un momento de la historia que me da algo de grima, pero es que soy un flojo que no soporta la sangre. ¿Qué vas a esperar de un libro de brujas? ¿Qué no haya sangre o hechizos maléficos? Pues cómprate un libro de Barrio Sésamo. Pero si te gusta la alta fantasía, pues léete Las Lágrimas de los Dioses.

Un mes de Junio en mi vida.

Después del confinamiento, llegó Junio y el verano. Y muchas otras cosas. No he parado.

Por ejemplo, escribí el relato Un paseo más largo de lo acostumbrado y lo publicaron en la web de ACLFCFT-CYLCON. Esta historia no es la típica historia que suelo escribir. ¿Es fantasía histórica? A ver quién se atreve a definirla. La fantasía medieval me gusta mucho, pero, por lo general, mi mente biónica está centrada en la ciencia ficción. El relato trata sobre uno de los monjes-guerreros templarios que, tras abandonar Tierra Santa, se vuelve a Europa a morar en uno de los monasterios que levantaron. En uno de los habituales paseos que suele dar…

También, en ese mes, abrí mi cuenta de GOODREADS. En ella podéis valorar mi libro y puntuarlo (os estaré eternamente agradecido si lo hacéis, tanto para bien como para mal. De las críticas es de dónde se aprende).

He leído tres libros que son tres joyas de la literatura fantástica de acción.

Chunga maya es una colección de relatos ciberpunk del cubano Alejandro Rojas. Realmente bueno. Si hay algo que merece ser llamado ciberpunk, es esto. Lo que Alejandro escribe, engancha. De verdad. Sus historias, que aunque son independientes, están basadas en el mismo futuro inventado para su isla, por lo que todas tienen un nexo común.

El templo de los inocentes, escrito por Gema Moratalla. Recomendadísima si te gusta la alta fantasía. Hay mucho movimiento durante todo la novela, es más, durante el último tercio, el ritmo se vuelve trepidante y te empuja a sacar tiempo de donde no lo hay para continuar leyendo. Muy currado, muy currado. Y aunque sus protagonistas son adolescentes, no creo que esta historia sea solo para teenagers.

El cerebro del más allá. ¿Qué decir de esta novela corta de Ian Watson? ¿Es una genialidad? ¿Es una locura? ¿Las dos cosas? ¿Eh? Yo diría que es ciencia ficción dura con muchísimo humor. Algo descabellado para la mayoría de los mortales, incluso complicado de seguir por tantos tecnicismos como Watson emplea, pero que resulta genial. Solo para los más exquisitos.

Pero el acontecimiento que de verdad me ha llenado durante ese mes, ha sido la edición de mi primera novela corta. Tras meses de correcciones y elegir portada junto a Francisco Tapia-Fuentes, por fin la veo en la calle. Ahí la tenéis, en Lektu. También podéis encargarla en muchas de las librerías que hay en el estado. Trabajar con Paco ha sido una experiencia estupenda, es un tío genial que pese a la falta de medios nunca se da por vencido. El próximo finde podréis verlo, rodeado de todos los libros de la editorial, en el Celsius.

Pese a que CON PLUMA Y PIXEL es una editorial pequeñaja, hicimos muchas cosas interesantes. Hay un par de fotomontajes de los que estoy muy orgulloso y que no me gustaría se olvidaran en el ciberespacio, por eso los subo.

Y el booktrailer, que, creo, está curradísimo.

Como veis, ha sido un mes muy movidito. Actualmente estoy corrigiendo una nueva novela, pero esa es otra historia.

Intentando convertir el pulp en ciencia ficción dura.

Hoy voy a intentar haceros intuir el mundo de Horower, que no es otro que el nuestro, pero unos cuantos milenios más adelante (hipotéticamente hablando, por supuesto).

¿Qué ha pasado en los milenios que nos separan desde el momento actual hasta cuando sucede la acción de Primera Luna Llena De Verano? Antes vamos a echar un vistazo a nuestra historia pasada: en los primeros doscientos mil años que existimos como especie, hemos sufrido, al menos, dos glaciaciones; aproximadamente llevamos seis mil años sin dejar de luchar entre nosotros por los recursos de la Tierra; vimos nacer, crecer y desaparecer imperios dominantes cada pocos siglos; creamos armas capaces de destruir completamente a la humanidad, y las plagas y hambrunas nos han diezmado en diversas ocasiones. Si a eso añadimos que no es la primera vez que cae un meteorito de tamaño descomunal al planeta, podemos observar que en los próximos miles de años puede pasar cualquier cosa.

Ahora nos encontramos en la mayor cota alcanzada de desarrollo tecnológico de nuestra especie hasta el momento. Estamos a punto de crear inteligencias artificiales (si no se han creado ya, aunque aún sean muy primitivas), incluso se están dando los primeros pasos en la bioingeniería y nanotecnología. ¿Cuánto tiempo queda para que el genoma humano sea alterado para ser compatible con nanobots e implantes electrónicos? Un cuerpo creado en laboratorio, en el que sus células eviten definitivamente el rechazo de objetos extraños sin necesidad de medicación (cambiemos un marcapasos o una prótesis en la cadera por un procesador de última generación fabricado con superconductores), sería el soporte ideal para implantar una inteligencia artificial. Este, señoras y señores, sería el primer androide con verdadera inteligencia artificial. Solo hace falta que los constructores de estos ingenios superen los planteamientos éticos actuales y ya está.

Si nos fijamos en los cambios de moralidad que ha tenido nuestra especie, podemos decir que cada época ha tenido la suya propia. Cada cambio de época ha desembocado en otra forma de pensar. Cayó el imperio romano y surgió la Edad Media: la homosexualidad pasó a ser castigada y las mujeres prácticamente desaparecieron de la vida pública. Cayó Bizancio y el pensamiento único dio pasó a que las ideas discordantes empezaran a tomar fuerza en la Edad Moderna. Tras la revolución industrial, el ser humano pasó a ser el centro del universo desplazando a Dios. Insisto, solo hace falta un nuevo cambio de época para que se construyan los primeros androides.

Este podría ser un acontecimiento importante que sucedería (de forma hipotética) entre nuestro tiempo y el tiempo de Primera luna llena de verano. Otro día sigo con otras historias.

Os pongo el booktrailer de Primera Luna Llena De Verano por si aun no lo habéis visto. Hasta pronto.

Horower y la eternidad.

Hola. ¿Qué tal?

De momento no voy a seguir contándoos mi vida, ya seguiré otro día. De lo que quiero hablar hoy es de Horower, el protagonista de mi libro Primera luna llena de verano.

Horower nació de padres humanos, aunque, por alguna razón, dejó de serlo. La inmortalidad cayó sobre él sin avisar y decidió que su presa no iba a morir, por lo menos, en los próximos seis mil años. ¿Te molaría vivir eternamente como él? Seguro que sí. ¿Te imaginas todo lo que podrías hacer durante ese tiempo? Aventuras, fiestas, conciertos, amigos, una auténtica juerga indefinida. ¿Verdad? ¿Y si te digo que no podrías estar más equivocado?

A lo largo de los siglos, el ser humano ha demostrado que el miedo a lo desconocido es algo que lleva grabado a fuego dentro de su ser. No es algo que diga yo, salvo casos excepcionales ha sido lo normal en todos lugares y épocas. Además, una parte de la población, quizá influida por la educación o la experiencia, siente odio hacia lo que no conoce o no entiende. Me parece posible (o por lo menos, creo que van muy de la mano) que ese miedo sea el causante de su odio (el miedo que sienten es tan fuerte que llega a condicionar sus vidas y la única forma de reafirmarse ante su enemigo es mediante el odio). Odio de verdad, aunque se camufle de muchas maneras para intentar dulcificarlo. Lo más probable es que el enemigo ni siquiera haya pensado en causar daño a su odiador, pero el caso es que el odio existe. No voy a continuar con este razonamiento filosófico, si lo he incluido aquí es para tratar de explicar la situación de Horower frente a la inmortalidad.

Horower no envejece, no enferma y no muere. ¿Lo tienes claro, verdad? Ahora acompáñame en un curioso viaje. Vamos a situarnos en tu futuro hipotético gracias a la máquina del tiempo que tenemos en nuestra imaginación. Adelantémonos en tu vida muchas décadas. ¿Entenderías que un vecino de tu misma edad aparentase tener veinte años cuando tú estuvieses a punto de morir con noventa? Dejemos pasar unas cuantas décadas más. ¿Entenderían tus nietos que ese vecino, que debería haber muerto de viejo hace más de medio siglo, siga en la flor de la vida? En el mejor de los casos, ese vecino sería aislado por su comunidad y tendría que emigrar porque su situación se volvería insoportable. Por supuesto, cambiar de localidad de residencia no resolvería nada a largo plazo: si la gente de su propia tierra no está dispuesta a aceptarlo porque es diferente, ¿cómo van a hacerlo unos extraños? Durante un tiempo es posible que el extranjero estuviese cómodo, pero, tarde o temprano, descubrirían que Horower no envejece. Creo que ya empiezas a ponerte en la piel del inmortal.

Ahora ponte en el lugar de Horower. ¿Comprendes que estás solo? No tienes familia ni amigos porque murieron hace tiempo. Quienes te conocen intentan evitarte porque les das miedo, algunos te odian solamente por ser diferente. ¿Te das cuenta de cómo es la vida de Horower? Pues añade que va a ser así para siempre porque es inmortal. ¿A que ya no te gustaría tanto vivir eternamente? ¿Eres capaz de entender el estado mental de Horower?

Sigo presentándome (a ver si pillo el punto a esto).

Hola. Otra vez estoy aquí.

Como dice el título, esta entrada va a servir para «ver si pillo el punto a esto». Soy novato en el wordpress y, ya se sabe, los novatos pagan el pato. Supongo que será cuestión de utilizarlo durante una temporada hasta que consiga entender cómo funciona.

Bueno, sigo con mi historia. Ya que he empezado a escribir, habrá que darlo algo de forma y vidilla para que cuando lo leas no te aburras. Lo había dejado en que me gusta mucho la música. Tanto me gusta que toqué el bajo durante más de quince años. Formé parte de varios proyectos musicales que, al final, no llegaron a buen puerto. Pero disfruté bastante con ello.

Cuando comprendí que ya no iba a aprender más sobre el bajo, me dí cuenta que tenía dos opciones: o dejaba la música para siempre (esto es como todo, te aburres si no avanzas) o aprendía a tocar otro instrumento. ¿Qué crees que hice (en la otra entrada conté que soy un apasionado de la música)? Está claro, lo que haría cualquiera si estuviera en mi caso: Me compré una guitarra eléctrica para que mis vecinos estuviesen bien contentos conmigo. No aprendí mucho, la verdad, pero fue divertido.

Por si no lo sabes, esta noche hay luna llena. Además, podremos observar un curioso efecto que se llama eclipse penumbral. ¿No querrás perdértelo, no? Pues, hala, deja de leerme por hoy y busca la luna. Seguro que merece la pena.

Una última cosa antes de despedirme. Voy a poner la foto de mi libro a continuación porque, está claro, tengo que hacer algo de publicidad de él.

Ahora sí, ya me despido. Hasta la próxima.

Me presento (de mala manera).

Hola. ¿Qué tal?

Me llamo José del Caño y este es mi blog. Aquí pondré todo lo que se me ocurra en esta mente mía tan dada a lo fantástico. No tengo muy claro en qué sentido va a ir todo esto, pero de alguna manera habrá que empezar. Así que allá voy.

Nací en Valladolid en 1975, unos pocos meses antes de que palmase el dictador, por lo que queda totalmente descartada la posibilidad de que yo sea su reencarnación. Me podrán acusar de muchas cosas, pero no de eso.

Pasé mi infancia y adolescencia en la localidad de Tordesillas, famosa por varias razones. No voy a entrar en detalles. A lo largo de mi vida adulta pasé temporadas en diversos lugares de Castilla y León (esto del wordpress se ha bloqueado y no me deja seguir escribiendo, ¿qué estoy haciendo mal?). Allí anduve, Soria, Valladolid y León, pero al final me volví a mi pueblo de toda la vida. Cuando aseguran que el asesino siempre vuelve a la escena del crimen, no lo dicen por mí, tranquilos. Soy una persona pacífica con un humor un poco surrealista y con muchas ganas de hacer cosas.

Una de mis pasiones es la música. Siempre me ha chiflado. En la adolescencia, AC/DC me tenía completamente loco, supongo que ahora también aunque lo escucho menos. No es porque ya no me llame tanto la atención ese grupo, si pasaste tu juventud en mi época recordarás que no existia spotify o youtube, pero ahora hay mucha más posibilidad de escuchar otras músicas. En los tiempos de Maricastaño, quien tenía más de diez casetes era un privilegiado (una casete es un aparato que se metía en otro y hacía sonar música).

No os voy a dar más la brasa hoy con mi vida. Ya seguiré en otro momento porque comprendo que las historias del abuelo Cebolleta se pueden hacer pesadas si son contadas de golpe. Además, esta entrada es un poco de prueba a ver cómo funciona esto del wordpress.

Lo que si voy a hacer es comentar que la editorial CON PLUMA Y PIXEL está a punto de publicarme mi primer libro (escribo, por si no te habías dado cuenta). Primera luna llena de verano es una novela corta de ciencia ficción en la que un inmortal llega a una ciudad del futuro y pasan cosas, por lo menos, extrañas. Muy prontito la podrás encontrar en las librerias.

Ya me despido. Espero que no haya sido muy traumático.